martes, 29 de noviembre de 2011

Recordando a Mabel

Pasó un tiempo de esto, pero dudo que alguna vez me olvide de ella.

Luego de una pseudo-experiencia con una chica me quedaron muchas dudas, mas que muchas, miedos... mambos al pedo en realidad.
Al mes de eso decidí ir a un boliche gay para ver cómo me sentía. El único que conocía era Amérika. Le pedí a una amiga que me acompañe, fuimos como amigas aunque en Amérika todo el puto mundo nos pensaba tortitas.

No era nada del otro mundo y la verdad es que no saqué ninguna conclusión después de esa noche.
Con mi amiga estábamos cansadas de bailar y nos sentamos. Apareció un grupo de chicos, yo me transé a uno (no me acuerdo ni del nombre, ni de la cara, sé que era un pendejo                -ponele- de 19 años que me pinchaba con su barba). Se van esos chicos y ahí aparece Mabel...

Escondida detrás de la gente me pasó 3 vasos de colores: rosa, celeste y verde. No acepté ninguno. Se mostró y de la galera sacó un gancia. Me dio culpa rechazarle el último trago y tomé.
Me preguntó cosas del tipo:
-¿Cómo te llamás?
-¿Cuántos años tenés?
-¿Estudiás?

Mabel era lo más parecido a un hombrecito: los bigotes y las cejas sin depilar; remera clásica de manga larga, cuello redondo, blanca con alguna estampa; jeans de hombre que le quedaban muy grandes; zapatillas astronáuticas de hombre; campera clásica de adiddas azul (Esa que usaban los rolingas, en la época en la que yo era adolescente); el pelo largo atado con colita baja, raya al medio.
Hacía mucho calor ahí adentro, pero Mabel no se sacó la campera en ningún momento.

Se notaba que me quería dar, entonces le pedí a mi amiga irnos para otro lado. Nos movemos... Mabel me agarra la mano y en el oído me dice:
-Sos muy linda ¿Después volvés?
- No sé.

Volvimos. Era el lugar mas fresco del boliche.

Otra vez un desfile de tragos, mas sus amigas. Una de ellas quiso levantarse a mi amiga, pero como todos sabemos a mi amiga le gustan demasiado los hombres.

Bailé con mi amiga. Aparecen otros amigos, nos sacan a bailar y Mabel, mientras yo hablaba con ese flaco, me agarra de la cintura y le dice:
- Flaco, está conmigo. Andate.

Yo no estaba con ella. No estaba con nadie, pero Mabel era territorial.

Mi amiga, quizá para "ayudarme" le dió mi celular.

Mientras volvía a casa me cae un mensaje que decía mas o menos:
- Sos muy linda, me quedé con muchas de darte un beso. Espero poder dártelo alguna vez. Que descanses. Mabel.


Nunca le respondí, como nunca me voy a olvidar de ese momento.

4 comentarios:

  1. Si salís a cenar, pedís bien!

    ¿Qué es eso de experimentar con una piba con bigotes? fast food no!

    Mirá la carta y pedí algo rico.

    Aparte Mabel!! no te podés comer una mabel bigotuda!

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  2. No me la comí a Mabel.
    Ella quería comerme a mí, que no es lo mismo.

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  3. Boluda!!! por un segundo pensé que hablabas de Mabel Goldstein! LA señora Mabel, profesora loca si las había, torta también como ella sola, y cero diplomática a la hora de arrancarte la cabeza con un dos... Ay, como extraño a esa Mabel!!! Yo la aprendí a querer a la vieja, lo juro, y se la extraña en el aula 257.
    Te juro, cuando leí el titulo pensé que hablabas de ella y cuando vi que era por el lado gay... casi me muero pensando en que te la habrías cruzado a ella en Amérika! Pero esa no era la Mabel que yo conocía, uff menos mal! jajajaaj
    beso

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  4. La carta llega, solo hay que decidirse a abrirla...

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1 morsa dice:

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