viernes, 8 de julio de 2016

El churrero


Es 8 de julio, feriado puente, víspera de bicentenario. Son las 7 de la mañana. No puedo dormir. La panadería está cerrada, ya fui dos veces; ni siquiera hay olor a rico.
Me queda el churrero.

En el exterior no hay churrero, nadie pita a las 6 de la mañana y se te esboza una sonrisa.
En Buenos Aires el churrero te avisa que te tenés que levantar y que tu desayuno puede ser maravilloso o conformarte un simple mate mal hecho, un café frío o un vaso de leche a las apuradas.

El silbido del churrero del barrio es todo un icono. No es solamente el señor que te vende los churros recién calentitos. Es ese hombre que te saca una sonrisa desde temprano, es el laburante que te hace ver que no te podés quejar porque él se levanta mucho mas temprano que vos, pedalea muchas horas y encima tiene buen humor, es el que te da la noticia bomba del día, es el que conocemos todos, el que tiene las mejores bolitas con dulce de leche, es el que te salva la resaca post noche descontrolada un domingo con frio.

Si no silba "lo tenés que llamar". Porque el churrero puede ser cualquier cosa menos sordo. Si le silbás él te responde hasta que se encuentran los silbidos. Tiene un sentido de la ubicación maravilloso.

Cuando no sabés silbar estás jodido. ¿Hacer una gordi-señal? ¿Llamarlo "Señor Churrero"? ¿Esperar en la puerta de tu casa hasta que aparezca? ¿Telepatía?

¿Qué ha pasado en este barrio tan tranquilo, tan callado? ¿Y quién dio la orden de cambiar el mundo? escribió Fito en La casa desaparecida.
Es temprano, es feriado y no pasa el churrero...

domingo, 3 de julio de 2016

Traslados emocionales

Es sábado a la noche, no voy a salir. Hace frío, llueve y seguirá lloviendo por varios días más.
Un té, calefacción, pantuflas, un poco de música relajada.
Durante el día viví 3 historias distintas: una mujer que se separó hace poco tiempo y tiene problemas con su ex; otra mujer que después de 10 años recibe el llamado de su abuelo y una última mujer que tiene otro problemas con su marido.
¿Qué une a todas estas historias? La culpa. El traslado de la culpa.
Las acusan de manipulación, de falta de atención, trasladan sus culpas a otros.

Un padre se aleja de su hija, no sabe como comunicarse con ella, se enoja y como defensa usa problemas anteriores. Él es manipulado como lo fue su padre. Intenta hacer creer que vive la misma situación de su padre: un hombre manipulado por la madre de sus hijos. ¿Qué tiene que ver con la situación que vive? ¿Qué culpa tienen los demás de esto? Ninguna.

Un abuelo ausente que después de 10 años llama por teléfono. Por supuesto su nieta no reconoció su voz. Entonces preguntó ¿No querés ver a tu abuelo?
¿Qué es lo que hace este abuelo? Trasladar la culpa de no verse a su nieta. Fue ella quien dijo que no quería ver a una persona que no conoce y con quién en sus 25 años de vida tuvo pocos encuentros (todos promovidos por otros y de los que desapareció pronto).

Un marido que padece una enfermedad, que vive acostado, que pide a los gritos que lo tapen o le lleven remedios, que es la víctima de todos los demás. Cuando le dicen que él mismo puede levantarse y resolver esas situaciones responde: "No te preocupes, ya no te voy a pedir nada".
También traslada la culpa.

Así es un manipulador: Siempre son otros quienes causan los problemas. Entonces ¿Cómo hacer para que esto no afecte? El otro es el otro. Nadie es culpable de los miedos o los problemas de los demás. Suena fácil decir que no hay que cargarse con culpas ajenas.

viernes, 1 de julio de 2016

Dicen que dicen

Una de las preguntas que escuchamos en la infancia fue ¿Qué se dice? 
Sin pensarlo (ni sentirlo) respondíamos "perdón", "por favor" o "gracias" dependiendo de la situación. 
Hoy automáticamente repetimos esas palabras porque así somos respetuosos y podemos convivir en sociedad. En mi caso pocas veces las digo porque las siento. Es una costumbre. 

Pocas veces nos dijeron ¡Preguntá! 
Las cosas eran así porque eran así. Cuando cuestionábamos porqué inmediatamente recibíamos estas palabras: "Es así porque yo lo digo. Soy tu madre y no se discute más". 

Hoy creo que la palabra mágica no es "por favor" sino "¿Por qué?" 
¡Cuán fácil sería todo si las explicaciones fueran claras!
Nos enredamos en eso que algunos dicen que otros dijeron que cuando él dijo lo que dijo no quiso decir lo que algunos dijeron. Entonces nadie dijo nada, la verdad absoluta de la que nos quieren convencer se vuelve una mentira que pasa de boca en boca. 
¿Qué pasaría si preguntásemos sin suponer? 

Las redes sociales y los medios de comunicación están llenos de opinólogos y analistas magistrales de situaciones. Dicen que los argentinos resuelven el mundo en una charla de café, y no está fuera de la realidad. En la mesa de cualquier bar si hay dos argentinos seguramente te quieran vender la solución a todos los problemas, pero se termina el café y estos solucionadores seriales vuelven a la casa y no practican nada de lo que dijeron. ¿Por qué? Porque ninguno pregunta, todos suponen que saben. 

Una de las funciones de los bares de barrio es la opinión. Saben la vida de cada uno de sus vecinos, y si no la saben la inventan. Así la hija de Pedro es puta, el marido de Susana es cornudo con el sodero, Graciela es borracha, Nelly está muy enferma porque bajó de peso muy rápido, Sergio se fue del barrio porque el hijo es ladrón... Una vez en la mesa después de solucionar algún problema momentáneo empiezan a solucionar los problemas conyugales de otros. 

Me acuerdo que discutía mucho con mi abuela cuando sus charlas se basaban en la crítica de la vida de los vecinos. Su respuesta era contundente: Medio mundo critica al otro medio. Y no te atrevas a decirle que estaba equivocada. 

Otro ejemplo son los periodistas de la farándula. Deambulan por todos los medios posibles analizando y suponiendo sobre la vida amorosa de cualquier artista. Deciden que su accionar fue incorrecto porque tendría que haber hecho otra cosa. Hasta que se da vuelta la moneda y algunos de esos "problemas" son propios. 
No aprendimos a ver nuestros problemas sino a censurar los problemas de los demás. Aprendimos a cuestionar las acciones del otro y considerar que se equivoca sin conocer los porqués.

Releer

Pocas veces releo aquello que escribi cuando necesitaba soltar una emocion. Siento que es perder el tiempo, es revolver la mierda, dar vuelt...