jueves, 28 de febrero de 2013

Me declaro... Bueno, esto.

Desde que bajé del colectivo mi cabeza escribe en silencio. Por fin llegué al subte y puedo escribir.
Me siento al lado de un hombre con el que me siento en sintonía. Me mira raro, pero disimula. Ahora se sienta una rubia... no está en sintonía.

Bueno... esto pensaba. Soy una mujer que lee y todo lo que puede ¿Por qué? Por que las otras historias me construyen. Soy pésima para recordar títulos, relacionarlos con los autores y contarles a los demás. Pocas veces me acuerdo de detalles, me quedo con ese pedacito o la esencia del relato.
Me gusta aprender y también leo otras cosas como historia o estudios culturales. De la historia me acuerdo. los estudios culturales no siempre los comprendo. A veces me pesa no comprenderlos. Me consuelo pensando que no es el momento para leerlos, que mi cabeza aún no está preparada ¡Qué se yo!
También me gusta la psicología y tampoco lo entiendo. Tener que leer con el diccionario, ir y venir en el texto me parece agotador y, en el fondo, no los disfruto.
Siempre vuelvo a los relatos o novelas.
Las biografías me encantan y me indignan  porque las leo de hijos de puta como Stalin, Franco o Ivan IV. La biografía de Frida también me molestó, no tenía porqué vivir eso, pero... bueno. Así fue y no se puede cambiar.
Los relatos me hacen pensar en las situaciones que vivo, relaciono las personajes con las personas que forman parte de mi vida. Los amo, los odio, los comprendo y así. Termino queriéndolos más.

Milito. En la facultad, en la vida, en mi casa. Soy un peón, un soldadito. No me importan los grandes proyectos, las pujas, las roscas políticas, el poder por el poder mismo. Cuando noto que la disputa es inutil, callo. ¿Por qué pelear por cosas que no llevan a nada? ¿Es solo por medir el poder? Bueno. es tuyo. Me voy con amigos a tomar algo.

Bajé del subte. Caminé por Junín hasta Av. Córdoba. Me quedan 30 minutos antes de entrar a la primera charla del voluntariado del Centro de Asistencia al Suicida (CAS). Plaza Houssay está llena de estudiantes, vendedores, chicos que juegan al futbol. Parece que los taxis y colectivos se clonaran, pero es la fauna habitual: hombres, cemento, mochilas y automóviles.

Vivo en el conurbano, lejos de todo lo que gusta. No me gusta viajar más de una hora para llegar, pero lo disfruto. El lugar que me espera me hace bien.
Tengo sobre peso, mucho. Eso tampoco me gusta. No camino, como mal, no haga nada. Un círculo vicioso.

¿Me importa escuchar a los posibles suicidas? Mmmmm... más o menos. Quiero abrir el círculo, conocer gente nueva.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Síndrome de la cartera vacía

A la noche terminaba un libro. Esos finales que te dejan llena de preguntas. O termina mal o termina bien, pero no me dejes con la sensación de final sin cerrar ¿Qué sintieron cuando se cruzaron en la exposición? ¿Tenían ganas de hablar más? ¿Por qué no se jugaron esta vez?
En el final ella volvía al baño, se cruzaba con la hija del otro personaje y sentía alivio. (Me comí todo el libro, era obvio que se moría por un beso) Bueno, así terminó. Y yo... indignada por esos finales.

El tema es otro. Cuando cierro el libro, sentada en la cama, veo que la parte del placard donde guardo las carteras, bolsos y mochilas tiene la puerta abierta. Me quedo un largo rato mirando y también miro las carteras que uso a diario (todos los días uso una cartera distinta). Y creí entender lo que me pasa, tengo el síndrome de la cartera vacía.
Antes, mis carteras eran una extensión de mi vida, llevaba TODO, incluso aquello que jamás iba a usar, pero que todos sabemos que es útil y puede salvarte cuando aparecen situaciones insólitas. ¿Qué pasa ahora? Mis carteras son pequeñas y solo llevo pocas cosas y apelotonadas.
La sensación de la cartera llena me hacía sentir completa. Ahora me siento vacía, desde hace un tiempo. ¿Tenía que trasladarlo a uno de los objetos que más me gustan?

¡Maldito inconsciente!

viernes, 22 de febrero de 2013

Cuestión de hábitos

Recuerdo la frase que escuché ayer en un programa de tv sobre filosofía:

El perdón solo perdona lo imperdonable. Si fuera perdonable no requeriría de perdón.

Cruzo la calle, una mujer que nunca vi está casi pisándome y soy yo la que le pide perdón...
Es difícil modificar algunos hábitos.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Yo creo...

Creo que hay mutantes, alienígenas, zombies, fantasmas, espíritus, brujas y sirenas. No creo en las hadas.
Creo también que estaría preparada ante una invasión alienígena.

Y así aparece en mi memoria el espíritu que estaba en mi casa hace algunos años. Era una mujer que caminaba mucho y siempre cerca mío. A veces había un granadero. Nunca los ví, pero estaban. En algún momento se fueron los dos y nunca más volvieron.
Ahora hay un hombre que da señales fugaces. Cuando estoy concentrada en alguna cosa siempre aparece con una señal fugaz, se mueve, es imperceptible. Cuando vuelvo a verlo ya no está.

martes, 19 de febrero de 2013

Balsas... ¡PASTO!

Había una vez una mujer a la que la acosaban las dudas, muchas dudas.
Sin buscar nada llegaban situaciones a su vida algo extrañas, fuera de lugar, pero como les llamaban la atención las tomaba hasta que se le iban de las manos.

Tal es así que una vez un señor que le doblaba la edad le propuso trabar relaciones en principio cordiales, amistosas hasta que ¡PASTO! le propuso darse a la lujuria. Ella aceptó el juego, entendió las reglas y jugó. En aquel momento no pasó nada, quedó simplemente una anécdota olvidable.

Unos años después este señor volvió a aparecer en su vida, ya no con relaciones cordiales, y fue directamente a intentar concretar ese momento de lujuria trunco. Ella volví a aceptar, era divertido. Sus charlas también lo eran.

Él hizo varias preguntas, quería saber de sus vicios y gustos. Entonces ella también preguntó lo mismo y en el mismo orden. La pregunta que marcó el límite de lo bizarro fue:

Ella: ¿Fumás o fumaste marihuana?
El: No, ni cuando estaba en el grupo.

¡CHAN! ¿Qué grupo? ¿De qué estás hablando Willis?

Ella: ¿Qué grupo?
Él: Yo tocaba en "Los náufragos"

Y le pasó este video:
¡PASTO! ¡BANQUINA! Ya está ¡Te caíste al abismo y sin paracaídas!


Ahora le toca a ella poner fecha, lugar y hora para darse a la lujuria, peeeeeeeeeeeero... no es tan emocionante.

sábado, 16 de febrero de 2013

Y tenía que soñarlo...

Llegó el día que tenía que soñar con él.

Era invierno, con mucho frío.
De golpe estaba entrando a escondidas a su casa donde, además, estaba durmiendo su suegra.
Nos fuimos a una habitación con cama matrimonial, nos acostamos y nos abrazamos... un rato.

Su suegra se despierta, me pide que vaya. Cuando me acompaña a la puerta quedamos en volver a vernos porque ya sabía que me había olvidado un abrigo. Bajé las escaleras, aparecí en una galería llena de locales de ropa y accesorios.

Me desperté.

PD: Como en todos mis sueños las casas son blancas y tienen escaleras.

viernes, 15 de febrero de 2013

Calor, pocos enamorados y música

Mientras espero amigos pienso en todo lo que tengo alrededor: al lado un grupo de 5 extranjeras que no paran de hablar; muchas mesas mas allá un grupo de amigos, cerca de 10 personas; atrás de una columna 2 amigos tomando mucho alcohol, debe haber más gente pero no la veo.
Yo, hasta ahora, sola con una pinta, un paquete de caramelos, mi libro y revisando el celular por si me mandan algún mensaje.

Miro al balcón, donde fumé unos cigarrillos, parece lleno, pero hace mucho calor.
Salgo al balcón a fumar, es raro ver el Centro tan vacío, pocos colectivos, algunas luces, mucha humedad y muy pocos enamorados.
El calor adentro del bar es insoportable.

Una noche de San Valentín podría mirar una película de amor hollywoodense y llorar por ese amor que solo es posible en películas, estar en un bar escribiendo y esperando amigos o durmiendo temprano.

En algún momento esos chicos van a empezar a cantar, mis amigos llegarán y todo va a tener más vida.


jueves, 14 de febrero de 2013

Reflexiones de un día sin luz


Si las ganas se comprasen todo sería más fácil, y aún así inútil.  Quizá sería mejor algo como “Entusiasmo en gotas”, después se daría todo como naturalmente.
¿De qué sirve una vida sin emociones e ilusiones generadas naturalmente?
¿Qué queda cuando se pierde el entusiasmo? Se pierde por esto, después por lo otro y así, y como fichas de dominó que caen en cadena, se pierde todo. Nada es tan emocionante como lo había sido y ¿Para qué intentarlo si no es emocionante? Entonces viene el estancamiento y… ¿qué hago ahora si nada tiene sentido?, pero no quiero matarme, me gusta estar vivo; miro a mi alrededor, todos parecen tener una razón que los impulsa a seguir ¿y yo? Al parecer ninguna.
Pienso, a la tarde, a la noche, le lloro a la almohada, en el colectivo, mientras me baño, ¿Cuál es mi razón? No lo sé.

Sé que me aferro a vínculos que no se sostienen, sé que tengo miedo a dar el primer paso, sé que no resisto la idea de que me rechacen o no me acepten.
Me alejo de todos aquellos que me conocen más, por varios motivos: saben darse cuenta que miento cuando digo que estoy bien y no tengo ganas de hablar ni de contarles nada, es más fácil hablar con conocidos desconocidos, puedo mostrar aquello que me gusta que vean sin que sospechen nada; ellos  (los que me conocen más) se alejan de mi porque no entienden qué me pasa: si es un problema con ellos o no quieren presionarme para hablar cuando se nota que es lo que esquivo. Desde siempre evito cargarle a mis amigos las cosas que me lastiman, cada uno tiene una vida llena de complicaciones laborales, económicas y emocionales ¿Tengo que cargarle con mis problemas? Claramente: no.

Hace meses que estoy estancanda, encerrada, aislada, me entristecen las muestras de cariño (siento que no las merezco)
Muchos me dicen que me ven triste desde hace años, tienen razón y no sé porqué. Me encantaría verme desde afuera, ser objetiva.

lunes, 11 de febrero de 2013

Violencia potenciada

Hace dias que estoy enojada, respondo mal, evito charlas. Y ¿la verdad? No la paso bien.
Si voy a salir y me cambian el plan a último momento me pone de mal humor, por ejemplo:
-Justo (¡qué casualidad! un sábado a la noche) vino mi novio y le dije que venga a tomar unas cervezas con nosotras ¿No te jode?

Sí, me jode. Necesito contarte que estoy mal y si él está presente no puedo hablar nada. Lo sabés, porque ya te lo dije mientras hablábamos por teléfono, pero va a venir igual.
Te respondo que no me jode. Me baño, me preparo para salir y... tengo que esperar el colectivo 45 minutos. Desisto y vuelvo a mi casa.

Trato mal a todos, grito más, me irrito por nimiedades, no hablo.
¿Con quién voy a hablar? Cada uno tiene su mambo, su vida y desea compartir espacios con sus parejas y amigos incluídos. A mí, a veces, me incomoda.

sábado, 9 de febrero de 2013

Sueños

Demasiado seguido sueño con mis amigos, muchas veces se repiten y aparecen elementos particulares como un melón. (Cabe aclarar que soñé varias veces con naranjas y alguna vez con duranznos).
Esta vez estaba en una cola esperando a que me paguen al aire libre hasta que me cansé y salí a caminar con un melón, encontré a 2 de mis amigos con gente que conozco, los saludé e inmediatamente me deslicé con el melón por una rampa.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Ser o no ser

Todo pasa por ser o no ser positivo.
Dicen que si creés que algo va a suceder solo con las ganas, y un poco de actitud para que salga, sucede, porque fluyen las energías, porque contagia el optimismo y porque sí.
Bien... no estoy positiva.
No fluye.

Releer

Pocas veces releo aquello que escribi cuando necesitaba soltar una emocion. Siento que es perder el tiempo, es revolver la mierda, dar vuelt...