Si las ganas se
comprasen todo sería más fácil, y aún así inútil. Quizá sería mejor algo como
“Entusiasmo en gotas”, después se daría todo como naturalmente.
¿De qué sirve una vida sin emociones e ilusiones generadas naturalmente?
¿Qué queda cuando
se pierde el entusiasmo? Se pierde por esto, después por lo otro y así, y como
fichas de dominó que caen en cadena, se pierde todo. Nada es tan emocionante como lo había sido y
¿Para qué intentarlo si no es emocionante? Entonces viene el estancamiento y…
¿qué hago ahora si nada tiene sentido?, pero no quiero matarme, me gusta estar
vivo; miro a mi alrededor, todos parecen tener una razón que los impulsa a
seguir ¿y yo? Al parecer ninguna.
Pienso, a la
tarde, a la noche, le lloro a la almohada, en el colectivo, mientras me baño, ¿Cuál
es mi razón? No lo sé.
Sé que me aferro
a vínculos que no se sostienen, sé que tengo miedo a dar el primer paso, sé que
no resisto la idea de que me rechacen o no me acepten.
Me alejo de todos
aquellos que me conocen más, por varios motivos: saben darse cuenta que miento
cuando digo que estoy bien y no tengo ganas de hablar ni de contarles nada, es
más fácil hablar con conocidos desconocidos, puedo mostrar aquello que me gusta
que vean sin que sospechen nada; ellos (los que me conocen más) se alejan de mi porque no entienden qué me
pasa: si es un problema con ellos o no quieren presionarme para hablar cuando
se nota que es lo que esquivo. Desde siempre evito cargarle a mis amigos
las cosas que me lastiman, cada uno tiene una vida llena de complicaciones
laborales, económicas y emocionales ¿Tengo que cargarle con mis problemas?
Claramente: no.
Hace meses que
estoy estancanda, encerrada, aislada, me entristecen las muestras de cariño
(siento que no las merezco)
Muchos me dicen
que me ven triste desde hace años, tienen razón y no sé porqué. Me encantaría
verme desde afuera, ser objetiva.
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