¿Tengo que pensar que sos idiota?
O quizá la idiota sea yo
por animarme a jugar tu juego
sin conocer del todo las reglas.
Aún dispuesta a jugar
y correr algún peligro decidí jugar,
cuando íbamos a empezar la primera partida desapareciste
¿podía esperar que me tengas contemplación?
Es verdad que todo lo que sucede tiene un porqué.
Y esa razón de ser,
o de no ser en este caso,
posiblemente haya sido positivo para mí,
pero me quedo con el sabor amargo
de no saber qué hubiera pasado si…
No puedo odiarte, no puedo agradecerte,
tampoco puedo hablarte
porque tu actitud hace callar mis palabras en tus oídos.
Estas palabras tampoco vas a leerlas,
aunque quisiera que lo hagas.
Pasaste por mi vida muy fugazmente
pero me marcaste bastante,
me descubrí haciendo aquello que nunca hubiese hecho
y ahora me quedé en la mitad del camino,
con muchas cosas sin decir,
con muchas cosas sin aprender.
No era el momento,
muchas cosas indicaban que no lo era,
pero eso no es lo que importa,
ni importaba, tampoco importará.
En el momento que vuelvas,
que la vida vuelva a encontrarnos seré otra mujer.
Y si buscaras espacio en mí no lo encontrarías.