Otra vez pienso que quiero cambiar, que necesito cambiar mis actitudes para estar bien emocionalmente.
Me acuerdo de las mil veces que me dije lo mismo y aparentemente no cambiaba nada. Quizá cambió algo, poco.
Ser una persona mejor, con ganas de hacer y de mejorar. Me genera expectativas de plena felicidad. Ya aprendí que durante la transición hay momentos dolorosos, no es tan fácil desprenderse de viejos hábitos, de miedos metidos hasta los huesos.
¿Qué quiero cambiar? Todo lo que permití en este último año, todo lo que acepté sin chistar por agradar, todo lo que no dije para evitar confrontación. Quiero volver a ser esa persona que combatía molinos de viento, que no le importaba si ganaba o perdía, que tampoco pensaba con qué herramientas contaba. Lo hacía.
En algún momento mi frase era: Estoy preparada para sobrevivir si viene una invasión zombie.
Hoy, queridos zombies, me estarían convirtiendo. No quiero eso.
Perdí fuerzas, salí del eje. Siento que estoy sola. El desafío es empezar de cero con las herramientas que tengo y con algún plan de acción. Esta batalla de mí contra mí. De todas maneras voy a ganar. Algunos miedos se irán.
Tendrás que sacarte te bello antifaz. (Tendré que aprender a amar- Fito Paez)
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